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El camino de la vida: Camino de Santiago
09/11/2015
El año pasado tuve la oportunidad de recorrer el Camino de Santiago. En Mayo de 2016 estare haciendo el recorrido de nuevo, esta vez estas invitado a caminar conmigo. Si te interesa hacer este viaje enviame un e-mail a info@saibana.com te dare toda la información. Será un viaje interno, para conectarnos con la sabiduria del camino y de tantos peregrinos que por siglos han recorrido este sendero. Aquí una reflexión y regalo que recibí el primer día que caminé.

Día 1
Prueba: El MIEDO
PONFERRADA – Villa Franca del Bierzo (19 Kilómetros)
EL BUEN CAMINO
Empecé a caminar sintiendo el peso en la espalda, la mochila era el simbolo de todo lo que habia cargado en mi vida por años.
Al principio tanto peso hacia que me dolieran los pies, pero después me acostumbré y pensaba que ese peso era mio; que simplemente así debía ser, que no había manera de quitarme lo que ya estaba ahí, lo que ya había hecho, lo que ya había pasado, la única solución era cargar todo eso que había decidido echarme encima tanto tiempo. La mochila parecía pegada a mi, como las situaciones que no queremos soltar.
Caminé por una subida y la lluvia llegó inesperadamente, tal como aparecen los problemas en la vida. Me sentía sola, con miedo, pero cuando miré alrededor estaba en el lugar más hermoso de todo el recorrido; me di cuenta que podia escoger que la lluvia arruinara el camino o verla simplemente como parte del paisaje; miré a mi alrededor sin juzgar y en ese momento dejé de sentir el peso: estaba simplemente disfrutando el momento no viendolo como un problema.
Sin embargo, muy pronto olvidé la lección y me detuve, me quede quieta, de nuevo sentí la mochila pesada al dejar de fluir. Me di cuenta entonces que los pesos en la vida se pueden alivianar, era mi mente la que me hacia creer que hay pesos eternos, que me pertenecen y que tenia que cargarlos siempre, aferrada a algo. Al soltar, descubrí que no todo es imprescindible, hay cosas que ya no necesito, incluidas las cargas del pasado. Pensaba que esas cargas tenian que estar conmigo siempre, pero no, suelto para quedarme solo con lo necesario. Y así lo hice con la mochila, saqué lo que no era importante para este camino y me quede con lo que necesitaba, nada más.
En el camino te encuentras con otras personas, con las que compartes un rato o mucho tiempo; pueden ser kilómetros o solo un instante. Estan recorriendo el mismo camino, es exactamente igual. Pero unos tienen pies mas rápidos, otros quieren detenerse a mirar algo. Sin embargo a veces crees que te tienen que esperar, o los tienes que esperar a ellos, o que tiene que caminarse el camino juntos siempre - de principio a fin.
Luego comprendes que el camino es individual, que tu tienes tu propio ritmo y el corazón te muestra que cada cual va haciendo su sendero, te da la alegría inmensa haberte encontrado con ellos. No hay duda ni la tristeza de si se volverán a ver o no, simplemente aparece el agradecimiento de haber podido compartir esos segundos, esos kilómetros, esas horas con esos seres.
Cuando te das cuenta que el camino se va recorriendo y te va recorriendo simplemente les dices “buen camino", con toda la alegría (porque de verdad crees y quieres que ellos tengan un buen camino, que tengan un buen recorrido), que su vida este llena de felicidad, estés tu atrás, adelante o al lado, no importa, el deseo es genuino - un buen camino.
Ellos se despiden y te dicen lo mismo, pues entienden que tu también tienes un camino, a tu velocidad, en tu momento con tus paradas, con tus círculos, con tus perdidas, con los instantes en que quieres simplemente estar en silencio, estar solo o estar acompañado de otras personas. Reconoces que el tiempo de cada encuentro es perfecto.
Sin embargo en la vida, que es el mismo camino, esperamos que los otros se queden, que esten allí siempre, al recorrer vías diferentes, no somos capaces de desearles que el buen camino los acompañe que el camino de la estrella los guié aunque ya no estemos ahí. Pensamos que las velocidades deben ser iguales, que los otros nos pertenecen, que los tiempos son los mismos, si alguien se va es doloroso, estamos perdiendonos de algo. En otros momentos nos acomodamos a un camino que ya no queremos recorrer y nos cuesta desearle al otro un buen camino cuando parte o cuando nosotros decidimos partir.
El camino me enseñó que cada instante, cada persona con quien me encuentro en la vida tiene su historia, que las relaciones que formamos son perfectas, en su momento y duración, esos momentos compartidos son para agradecer, valorar. Cada encuentro es un paso del camino de la vida.
Recuerda los pesos que puedes soltar, piensa en las personas que se han cruzado en tu vida deséales un buen camino y mientras caminen a tu lado simplemente disfrútalo.
BUEN CAMINO



